A finales de la pasada semana nos encontramos con la noticia inesperada de que el rey don Juan Carlos renunciaba a la utilización de su yate Fortuna, esta decisión se ha basado en la intención de dar ejemplo en un momento clave debido a la situación de máxima austeridad en la que nos encontramos actualmente.
El rey ha decidido entregar el barco al Gobierno nacional porque tal y cómo se ha expresado desde la Zarzuela hoy en día no tiene ningún sentido disponer de un barco valorado en más de 18 millones de euros (3.5000 millones de las antiguas pesetas) y que cuesta de mover más de 20.000€ que es cuánto cuesta llenar el depósito de gasolina.
Recordemos que el yate Fortuna fue un regalo en el cual participaron más de una treintena de empresarios integrantes de la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares (entre otros Sol Meliá, Globalia, Sa Nostra, La Caixa, Barceló…) y el dinero que faltaban los aportó el Gobierno Balear. El motivo del regalo fue la muestra de gratitud y reconocimiento hacia las Islas y sus habitantes. El Fortuna que tiene unas medidas de 41 metros de eslora, 35 toneladas y que puede llegar a los 130 kms/h cuenta con un salón, un comedor, una cocina y cuatro camarotes dobles para ocho pasajeros así como tres camarotes destinadas a la tripulación.
Un hecho destacable en esta cesión del Fortuna al Gobierno realizada por el Rey es la poca utilización del mismo en los últimos años, específicamente durante el año 2012 cuando sólo fue utilizado un día debido a que los técnicos encargados del mantenimiento habían aconsejado moverlo puesto que la inactividad podía ser contraproducente. Hay que recordar que el Fortuna no ha vivido siempre tiempos desfavorables y que durante mucho tiempo ha sido ejemplo del conocido como yacht set debido a la continúa afluencia de personajes de cariz famoso que han ido pasando por el barco y que hicieron en su momento de Mallorca, la reina del papel couché, quedando así amortizada la inversión realizada gracias al turismo y reconocimiento internacional del archipiélago.
El proceso que probablemente genere más dudas a los ciudadanos es cuál será el camino a seguir ahora que el Rey ha renunciado a su utilización y quién será el destinatario del barco. A continuación aclaramos el proceso que tiene lugar desde la renuncia del monarca.
La casa real ha pedido al presidente de Patrimonio Nacional José Rodríguez-Spiteri que proceda a iniciar los trámites de la desafectación de esta embarcación como bien de este organismo. Después de este trámite el expediente pasará a manos del Ministerio de la Presidencia de quien depende Patrimonio Nacional.
Una vez esté en poder del Ministerio de la Presidencia (departamento que dirige Soraya Sáenz de Santamaría) se presentará la decisión al Consejo de Ministro que es quien decidirá en última instancia que se hará con el barco.
Aún con esta futura decisión tomada no han sido pocas las voces que desde las Islas han pedido el retorno en propiedad del barco como propiedad de todos los baleares puesto que ellos mismos pagaron una parte del barco. En definitiva esta es la situación actual del Fortuna, una gran barco con un pasado famoso y un futuro algo incierto.